jueves, 3 de abril de 2014

Cinco palabras


Hojeando un cuaderno viejo, mirando entre sus letras y su tinta, vi cinco palabras que hace muchos años -al parecer- llamaron mi atención. 
Unidas transforman un pasaje en una idea, una historia en un relato, un momento en una eternidad. Admito que tal vez son palabras que a mí me (re)significan tantas cosas como ideas (que se) desprenden, pero así mismo son hermosas e infinitas.
Las palabras tienen eso que hacen pensar o creer que explican todo, cuando en realidad sobre la nada es de lo que hablan. La belleza suele residir en las palabras, en sus letras y en sus usos pero fundamentalmente en el sentido. Por eso lo hermoso, la completitud y lo esplendoroso de un concepto, de una palabra está en ese sentido que le otorgamos haciendo tal vez de algo tan simple y complejo, un momento que brilla en los recuerdos y en el sentido imperecedero que le damos en nuestra subjetividad.
Cinco palabras escritas en un papel viejo, con tinta azul, con letra joven, con oraciones largas, con explicaciones cortas, extraviado en la multitud. Cinco palabras, que sin querer dan sentido a mi ser y a mi determinada subjetividad una vuelta eterna, una vuelta completa. Cinco palabras que relatan diferentes escenarios pero un solo lugar: una hoja en un cuaderno viejo, de escuela, de historias pasajeras.
Cinco palabras: absurdo, absoluto, relativismo, indubitable, creer.


Un punto en la curva

En la historia que relato en mi cabeza hay un momento donde las puntas se doblan y hacen del sentimiento una reflexión profunda y sentida.

Suelo pensar que las satisfacciones de los pequeños sucesos de la vida cotidiana (y no) hacen que el instante circunstancial sea mas que eso.

Buenas noches.