Hojeando un cuaderno viejo, mirando entre sus letras y su tinta, vi cinco palabras
que hace muchos años -al parecer- llamaron mi atención.
Unidas transforman un pasaje en una idea, una historia en un relato, un momento
en una eternidad. Admito que tal vez son palabras que a mí me (re)significan
tantas cosas como ideas (que se) desprenden, pero así mismo son hermosas e
infinitas.
Las palabras tienen eso que hacen pensar o creer que explican todo, cuando en
realidad sobre la nada es de lo que hablan. La belleza suele residir en las
palabras, en sus letras y en sus usos pero fundamentalmente en el sentido. Por
eso lo hermoso, la completitud y lo esplendoroso de un concepto, de una palabra
está en ese sentido que le otorgamos haciendo tal vez de algo tan simple y
complejo, un momento que brilla en los recuerdos y en el sentido imperecedero que
le damos en nuestra subjetividad.
Cinco palabras escritas en un papel viejo, con tinta azul, con letra joven,
con oraciones largas, con explicaciones cortas, extraviado en la multitud. Cinco
palabras, que sin querer dan sentido a mi ser y a mi determinada subjetividad
una vuelta eterna, una vuelta completa. Cinco palabras que relatan diferentes
escenarios pero un solo lugar: una hoja en un cuaderno viejo, de escuela, de
historias pasajeras.
Cinco palabras: absurdo, absoluto, relativismo, indubitable, creer.
1 comentario:
agregale una palabra, felicidad!
Me hace bien saber que estas bien, gracias, GRACIAS!
Amiga, eso. Quererte.
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