martes, 10 de marzo de 2009

Nos.

Nos mostraron a la felicidad desde su lado más trivial, con valores torpes y mediocres, simples para la razón común de cualquier humano. Creímos y nos mentimos siendo esa nuestra única verdad, solo esa felicidad. Nos vendieron ilusiones de cristal, días y noches, lagrimas y amarguras, y porque no sonrisas falsas. Nos enseñaron a un mundo gastado y dijeron que ese no servia. Trituran mil cabezas con ideas superfluas pero algunos criticamos y negamos esos dichos. Vimos felicidad en valores naturales, en criterios sociales, más simple: en la vida. Aquellas pequeñas cosas que hacen lo que somos: tontos ilusos viudos de banales creencias y dueños de nuestra propia verdad y libertad condicionada. Fenómenos de una sociedad derruida por si misma, enferma de faltas y llena de odio y cordura irracional. Se que desde esa felicidad de vida hacia las ideas, las creencias y entendimientos, hasta los logros, las metas, los sueños, y obvio, las utopías, muestran otra perspectiva del mundo y de la sociedad que nos quieren hacer creer que es la única que hay.

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